Toda indicación médica es una recomendación que el paciente puede rechazar

Quienes desarrollamos sistemas clínicos en algún momento tenemos que construir el sistema de indicaciones médicas u órdenes, también conocido como CPOE en USA.

En el contexto de una hospitalización, una indicación de un médico dentro de un sistema de órdenes, suele ser cumplida por el equipo de salud, y es por ello que llamamos a estos sistemas Órdenes Médicas o Indicaciones, porque se cumplen bajo ciertos parámetros (si indico en la Historia Clínica Electrónica -HCE- un enema a un paciente, otro profesional del equipo asistencial lo realizará en el horario en que lo indico, y en general, casi siempre se cumple).

Ahora en el ámbito ambulatorio el tema es muy diferente, el médico indica un medicamento o un procedimiento, pero el paciente, al salir del consultorio, toma la decisión de seguir la indicación o no.

Estudios demuestran que los pacientes cumplen un 50% de lo indicado, desestimando la opinión del médico, o buscando una 2da opinión.

Debido a una discusión que tuve en Twitter con otros médicos, he pensado sobre el tema de las indicaciones tele-médicas. O sea, las indicaciones dadas a distancia a pacientes. Desde un punto de vista menos paternalista, deberíamos dejar de llamarlas indicaciones y llamarlas “recomendaciones”, y cada médico puede recomendar lo que considera apropiado para el paciente.

El problema ocurre con los medicamentos de venta bajo receta médica, que deben ser INDICADOS para ser dispensados. En ese caso, deberíamos llamar a este proceso recomendación indicada de medicamentos, y le entregamos al paciente una receta que puede, o no, retirar de la farmacia (solo el 50% la retirará).

Cambiar “indicar” por “recomendar” puede tener varios puntos positivos.

Le “recomiendo” tomar antibióticos para esta infección porque se curará sin secuelas. Le “recomiendo” tomar anticonvulsivantes para que no tenga crisis epilépticas. La palabra “recomendar” da el espacio que muchas veces no está en la consulta con un médico y que genera un problema con este.

La palabra “recomendar” representa mejor lo que sucede en la realidad a mi entender. Habilita las acciones telemédicas con múltiples recomendaciones del médico “vaya al servicio de urgencia”, “tome este medicamento”, “hágase este examen”. Recomendar le da el lugar que el paciente tiene que tener, decidir qué hacer.

¿Qué dirían mis colegas sin en la HCE le cambio el nombre “indicaciones” por “recomendaciones”?

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Estimado,
Concuerdo con su sugerencia de intercambiar el término “indicaciones” por “recomendaciones” por los siguientes puntos:

  1. La relación médico-paciente debería buscar dividir las responsabilidades y empoderar al paciente en la toma de decisiones. De esta manera, una relación más paternalista sería donde el médico indica, manda, o explica las medidas a seguir. Sin necesariamente consultar las reales necesidades del paciente y su contexto biopsicosocial.
    Un caso muy distinto, es una relación donde el médico discute con su paciente sobre cual es la mejor alternativa y sugiere/recomienda un camino a seguir. Que luego el paciente puede tomar o dejar. A mi parecer, esta sería la mejor alternativa y creo que un muy buen primer paso sería cambiar nuestro lenguaje y utilizar la palabra “recomendación”.

  2. Creo que uno de los grandes objetivos de los profesionales de salud es aumentar la adherencia a tratamiento de los pacientes y poder hacerlos parte de su terapia. Es necesario hacerlos parte de las decisiones que se toman acerca de su salud y promover el autocuidado. Al recomendarle un camino a seguir, se les otorga una mayor responsabilidad involucrándolos en su proceso de recuperación.

En conclusión, concuerdo con su postura y creo que nunca se debe olvidar que el lenguaje crea realidad. Una pequeña modificación en la forma que nos comunicamos, puede generar grandes cambios en la actitud de los pacientes, y de esta manera, involucrarlos más en el cuidado de su salud.

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Este es el modelo de atención que debemos implementar hoy en día, modelo de decisiones compartidas, el cual se puede definir como la conversación que se da entre un paciente y su profesional de salud para llegar a una opción de atención sanitaria de forma conjunta, cuyos beneficios son, entre otros: pacientes empoderados, mejora del cumplimiento indicaciones, mejora resultados, reducción de costos sanitarios, mejor equidad en la atención, mejora de la experiencia del paciente

Estimado,
Estoy 100% de acuerdo con el enunciado de este tema.
La práctica clínica ha cambiado mucho a lo largo de su historia, comenzando con el clásico modelo paternalista hasta llegar a una atención mucho más integral, siendo el modelo deliberativo en donde hay un real diálogo entre el médico y el paciente.
En lo que respecta a mi opinión, no hay distinción en cuanto a un contexto de hospitalización o de atención ambulatoria para respetar la decisión del paciente a aceptar o no la “recomendación” médica. Esto se sustenta sólo en el hecho de que cada persona tiene sus propios valores, historias, creencias, estado emocional, moral, etc., que son únicas e incomparables con otra persona, que le permiten decidir sobre qué o no hacer sobre su propia vida.
Se ha demostrado que respetar la autonomía del paciente y crear espacios sobre toma de decisiones compartida, genera un desarrollo más fluido de la relación entre el médico y el paciente, teniendo como beneficio directo, una mayor adherencia a los tratamientos.
Por lo anteriormente expuesto, creo que cambiar la palabra “indicar” por recomendar" en el lenguaje cotidiano, ya sea entre personal de salud (charla cotidiana, fichas electrónicas, etc) como con los pacientes, traerá un beneficio y colaboración a respetar y asumir que todas las personas tienen el derecho a opinar y actuar en lo que respecta a su propia salud.

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Estimado,
Estoy completamente de acuerdo con lo que plantea.
Considero que una de las falencias más importantes en cuanto a la relación médico - paciente, es que generalmente los médicos no entregan toda la información necesaria y/o la entregan de forma paternalista, por lo que el paciente recibe “órdenes” para el tratamiento y no siempre entiende la importancia de este. La falta de entendimiento de los pacientes generalmente es lo que lleva a que estos no se hagan cargo de su enfermedad, por lo que a la hora de tener que seguir un tratamiento no se adhieren a este o lo hacen de forma errónea.

Creo que es importante que en la relación médico - paciente se le otorgue un papel más protagónico al paciente, para que así este tome más conocimiento de su enfermedad y por lo tanto tenga una participación más activa en cuanto a su tratamiento. En la medida en que los pacientes dejen de tomar desiciones porque “así lo dijo el doctor” y comiencen a tomar medidas porque “entienden su enfermedad y conocen la importancia de hacerse cargo”, creo que ahí es cuando cuando van a empezar a adherirse más a los tratamientos por decisión de ellos y no porque “el doctor dijo”.

Es importante que los pacientes tomen un rol y si los médicos sólo entregan indicaciones, estos nunca van a tomar un papel en el asunto porque no se van a sentir involucrados en la decisión; en cambio, si el médico recomienda distintos tratamientos y deja a disposición del paciente tomar la decisión de qué es lo que tiene que hacer, entonces así van a elegir y van a tomar una decisión en conjunto con la recomendación otorgada por el médico.

En la práctica, considero que sería útil que cada médico a la hora de indicar un tratamiento a un paciente, haga una recomendación de una diversidad de tratamientos que el paciente podría elegir seguir, pudiendo además entregar sus recomendaciones pero sin instruccionar al paciente en cuanto a qué tratamiento elegir, sino que guiándolo a que en base a sus creencias, sus prioridades y su nivel socioeconómico pueda elegir el tratamiento que le sea más factible adherirse.

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