El siglo XXI se ha caracterizado por sus avances tecnológicos. Estos, han permitido que se pueda realizar una videollamada con otros continentes, y es más, poder estar en otro país sólo en unas cuantas horas.
En el ámbito de la medicina, la digitalización de la salud ha sido hoy, una de las herramientas más importantes para enfrentar la enfermedad por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2). De hecho, ha jugado un rol clave en 3 principales aspectos.
Primero, en la seguridad. Tener acceso a un celular ha permitido desarrollar sistemas de triage en que los pacientes llaman a un centro de salud, relatan sus síntomas y según esto, se define si el paciente requiere o no realizarse una prueba diagnóstica u hospitalizarse. Lo anterior, permite que el paciente no se exponga innecesariamente a un ambiente de mayor contagio y al mismo tiempo, evita (hasta cierto punto) que los centros de salud no colapsen. Además, con el celular disponible, una parte de los pacientes con coronavirus pueden ser monitorizados desde sus casas, lo que también es una medida de seguridad para el médico tratante. Esto ha sido normalizado por la mayoría de la población, pero realmente, ¿cómo enfrentaríamos la pandemia sin la tecnología que disponemos hoy?
En segundo lugar, la informática biomédica ha permitido el registro de información. Ésta contiene datos relevantes de la enfermedad que causa el nuevo virus, como también información epidemiológica local y global, ambas en continua actualización. Estos datos permiten identificar patrones y, a partir de estos, hacer predicciones en cuanto al número de casos, tasa de hospitalizaciones y mortalidad de la enfermedad.
En tercer lugar, la digitalización de la salud ha permitido entregar información de forma masiva y casi de manera instantánea a la población. Se dan a conocer recomendaciones de higiene, vías de contagio y síntomas principales de la enfermedad minuto a minuto. Los pacientes se mantienen al día con las recomendaciones sanitarias que, a la vez, están en constante cambio.
El gran problema es que el mundo no veía venir la pandemia y los sistemas de salud no estaban listos. No hay suficiente infraestructura, personal de salud ni tecnología. Y hoy, carecemos de tratamiento y vacuna. Resulta cómico, que Bill Gates en el año 2014, predijo que “lo que va a matar la raza humana no es una guerra, si no un microorganismo. Por que hoy, lo más potente es la biología”.
La gran amenaza para la humanidad no es la guerra, si no una pandemia. La pandemia que estamos viviendo ahora.
En las últimas décadas, se ha invertido más dinero en armas nucleares que en sistemas de salud para enfrentar epidemias. A pesar que hasta ahora, la tecnología ha ayudado en gran medida a enfrentar el nuevo coronavirus, necesitamos un mejor desarrollo de los sistemas de salud. Es hora de construir un buen plan de respuesta frente catástrofes biológicas y fortalecer la informática biomédica como disciplina. Ya que como dijo Gates, “en un futuro no habrán misiles, habrán microbios”.
Se adjunta el link de la charla TED de Bill Gates en el año 2014.