Predicción de recuperación del tejido cerebral posterior a un ACV isquémico

Un ataque cerebro vascular (ACV) es una emergencia médica, que ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre al cerebro o cuando existe un sangrado en el cerebro.
Puede ocurrirle a cualquier persona y de un momento a otro, independiente de su edad, sexo o raza. No obstante, existen factores de riesgo que hacen aumentar la probabilidad de padecerlo.

Se calcula que en Chile hay 69 ACV cada día, y esta es la segunda causa de muerte prematura en el país (1 persona fallece por hora en Chile por ACV).

Existen 2 grandes tipos de ACV

  • Ataque cerebral isquémico: El más frecuente (80%), que se produce por un bloqueo del flujo normal de sangre hacia el cerebro.
  • Ataque cerebral hemorrágico: Menos frecuente (20%), pero más letal y se produce cuando se rompe un vaso sanguíneo en el cerebro originando un derrame.

Los síntomas son los que presenta el siguiente video

Los pacientes que tienen un ACV llegan a los servicios de Urgencia. Ahí se les realiza una tomografía computada de cerebro y/o una resonancia magnética nuclear. En Clínica Alemana, además, hacen un estudio de difusión-perfusión.

Con la tomografía se define si tiene un ACV isquémico (lo más común) o hemorrágico. Si es un ACV isquémico, el tratamiento ideal es trombolisis endovenosa (inyectar un medicamento que disuelve el trombo) y/o trombectomía intraarterial (quitar el trombo con una sonda) antes de las 5 y 6 horas de inicio de los síntomas, respectivamente.

El problema es que no todos los pacientes evolucionan igual con el tratamiento y éste tiene complicaciones como la lesión post reperfusión (la parte del cerebro que quedó sin sangre muere igual por más que se quite el trombo), o la hemorragia.

Toda esta información está presente desde hace muchos años y es el estándar de diagnóstico y tratamiento en todo el mundo. Y los neurólogos son los especialistas que toman estas decisiones.

¿Qué es lo nuevo?

Ahora, al recibir a un paciente con un ACV isquémico, los resultados de los exámenes se envían a un algoritmo en la nube llamado RAPID que devuelve una predicción de qué sucederá con la parte del cerebro afectada, si es que se puede recuperar con trombolisis o trombectomía o si indefectiblemente va a morir y ya no hay nada que hacer o si se va a complicar. Esto está cambiando la forma en la que se trataba el ACV el año pasado. Ahora las ventanas de tiempo son diferentes con este tipo de tecnologías.

¿Cómo lo hicieron?
Entrenaron un algoritmo con datos de pacientes que ingresaron a un estudio clínico. El algoritmo fue entrenado ingresando las condiciones iniciales de los pacientes (y los estudios iniciales), y las condiciones finales de éstos. Cuáles se complicaron, cómo se complicaron, cuáles fueron efectivas, etc.

El algoritmo predice, con los datos iniciales, cómo va a ser el resultado del tratamiento. Esto permite salvar muchas neuronas porque se eligen mejores tratamientos para los pacientes.

Ésto es lo fantástico de la inteligencia artificial en medicina.

Al estimar el riesgo o predecir, la computadora está haciendo algo más que meramente aproximarse a las habilidades del médico, está encontrando relaciones nuevas que no son evidentes para los seres humanos.

Tomado de la vía clínica de ACV de Clínica Alemana

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Apareció artículo que menciona la tecnología y describe el aporte de Rapid para pacientes con ACV en el último número de “Alemana Noticias” disponible a este enlace.